Normalmente, el procedimiento se lleva a cabo en tres fases:
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Fase de colocación quirúrgica: Es el acto en el que se aloja convenientemente el implante en el hueso del maxilar o de la mandíbula. Este procedimiento se hace
regularmente con anestesia local y no es doloroso para el paciente.
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Fase de integración ósea: Durante está "fase de espera" se genera hueso en torno al implante previamente colocado; es una etapa de óseo-integración, en la que el
implante se ancla íntima y fuertemente al hueso propio del maxilar o de la mandíbula. Por lo general es un período que tarda seis meses, para asegurar una correcta y completa integración
ósea.
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Fase de rehabilitación protésica: Por último se conecta el implante con la corona protésica mediante aditamentos especiales.